La comunidad internacional continúa intensificando los esfuerzos para revivir el proceso de paz en Libia, escribe Nezavisimaya Gazeta. Uno de los eventos para resolver la crisis libia ocurrió en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich el 16 de febrero. Participaron en ella delegados de los países que estuvieron representados en el foro de Berlín. Sin embargo, ni los representantes del gobierno interino respaldados por el Ejército Nacional de Libia del mariscal de campo Khalifa Haftar ni los delegados del Gobierno de Acuerdo Nacional bajo Fayez al-Sarraj estuvieron presentes en la reunión.
Los participantes acordaron establecer el Comité Internacional sobre Libia, negociado por la ONU, que celebrará reuniones periódicas para promover las decisiones de la conferencia de Berlín. Por extraño que parezca, no hay delegados de Arabia Saudita entre sus miembros.
No es improbable que esto se deba a las difíciles relaciones entre Ankara y Riad, según el documento, cita a Alexander Frolov, jefe investigador en el Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de Rusia. El experto señaló que Turquía podría usar toda la influencia que tenía, incluido el chantaje, para evitar la presencia de sauditas influyentes. Recordó que Riad dio luz verde a la milicia árabe, que se espera que opere en el noreste de Siria para contener a Irán, por un lado, y Turquía, por el otro.
Mientras tanto, existe una creciente comprensión en Occidente de que los acuerdos del 2015, que reconocen al gobierno de Sarraj, que no tiene confianza ni prominencia entre los libios, resultaron ser un error. Según Mustafa al-Fitouri, un erudito estadounidense de origen libio, el gobierno liderado por Sarraj se convirtió primero en un rehén de los islamistas libios y luego en la herramienta obediente y ciega de Erdogan, que está sacando a los europeos de las gigantescas reservas de gas en el este del Mediterráneo.