El 11 de febrero, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, convocó a un consejo de seguridad para discutir más pasos en Idlib, en respuesta al ataque que mató a 5 tropas turcas e hirió a 5 más.
En la reunión, se decidió que el ataque se respondería tantas veces como fuera posible.
A la reunión asistieron el vicepresidente Fuat Oktay, el ministro de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, el ministro de Defensa, Hulusi Akar, el jefe del estado mayor general, general Yasar Guler, el jefe de inteligencia nacional, Hakan Fidan, el director de comunicaciones, Fahrettin Altun, y el presidente de Industrias de Defensa, Ismail Demir.
Se enfatizó que ningún tipo de ataque puede disuadir a Turquía de sus compromisos en Idlib, incluida la prevención de cualquier tipo de conflicto, “la seguridad fronteriza y la prevención de una nueva ola de migración y tragedia humana”.
También hay imágenes que supuestamente muestran que Turquía está desplegando aún más equipos en Idlib para ayudar a la «oposición moderada» en la lucha contra el Ejército Árabe Sirio y las tropas rusas, apoyándolo.
El Ministerio de Defensa turco también anunció las supuestas ganancias de los extremistas afiliados al grupo terrorista al-Qaeda en Idlib, diciendo que el Ejército Árabe Sirio se retira de al-Nayrab y que un helicóptero había sido derribado.
Las afirmaciones de que al-Nayrab había sido capturado aún no han sido confirmadas por ninguna evidencia.