El 10 de febrero, estallaron feroces enfrentamientos entre el ejército sirio y las fuerzas dirigidas por el grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham (anteriormente la rama siria de al-Qaeda) cerca de Nayrab, San y Afis en la provincia de Idlib. Estas aldeas se encuentran al oeste de la ciudad de Saraqib, recientemente liberada por el ejército sirio de los extremistas.
Fuentes afines al ala extremista de la oposición informan que el ataque es parte de la gran operación para recapturar a Saraqib del ejército. Hayat Tahrir al-Sham y otros grupos involucrados están empleando activamente equipo militar y armas suministradas por Turquía.
Las tropas turcas ya fueron vistas cerca de la línea del frente, mientras que fuentes afines al ala extremista de la oposición informan que los ataques de artillería turcos apoyaron el ataque de los terroristas.
Anteriormente, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, le dio a Siria un ultimátum. Exigió al ejército sirio que se retirara de todas las áreas que había liberado de los extremistas desde el establecimiento de la llamada zona desmilitarizada. El liderazgo turco ignora que todas estas áreas fueron recuperadas del grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham y otros grupos extremistas oficialmente excluidos del régimen de alto el fuego. Si Siria rechazaba la retirada, Erdogan amenazó al país con una declaración de guerra.
Si Ankara realmente decidió apoyar directamente a los terroristas en su ataque al ejército sirio, estas acciones son un ejemplo público de la agresión militar contra el país. También demuestra que las afirmaciones de Turquía sobre la lucha contra el terrorismo son solo palabras vacías necesarias para justificar su propio curso de política exterior.