El presidente iraní, Hassan Rouhani, declaró que el fallecido comandante Qasem Soleimani podría haber matado a generales estadounidenses varias veces durante las operaciones en Irak, Afganistán y otros países, pero optó por no hacer tales cosas.
«El comandante Soleimani era un hombre que buscaba la estabilidad y la calma en la región», dijo Rouhani. «Si el comandante Soleimani quisiera matar a los generales estadounidenses, habría sido muy, muy fácil para él, en Afganistán, Irak y cualquier otro lugar. Nunca lo hizo».
Después de matar al general iraní, Estados Unidos declaró que tenía intenciones malignas contra las embajadas estadounidenses en la región, acusándolo de orquestar protestas violentas cerca de las instalaciones diplomáticas en Bagdad. Teherán condenó el asesinato como un «crimen terrible» y respondió con un ataque contra las bases militares estadounidenses en Irak.