Empresas de mercenarios de Estados Unidos ; Tumores cancerígenos para Irak


El líder del Movimiento Sadr de Irak pide el cierre de todas las empresas privadas de seguridad de Estados Unidos por su papel destructivo en el país árabe.

Este reclamo de Muqtada al-Sadr es uno de tantos que el pueblo iraquí viene haciendo desde hace mucho tiempo por considerar que la ocupación de su país por las fuerzas estadounidenses viola la soberanía, la integridad y la independencia de Irak.

Las demandas iraquíes contra Estados Unidos engloban: la clausura de todas sus bases militares, el cierre del espacio aéreo al vuelo de sus aviones de combate y de reconocimiento, la cancelación de los acuerdos en materia de seguridad y el fin de las actividades de las empresas privadas de seguridad; reivindicaciones clamadas por Al-Sadr durante la multitudinaria marcha que se celebró el viernes en Bagdad, capital de Irak.

Decenas de miles de iraquíes tomaron el viernes las calles en Bagdad para mostrar su rechazo a la presencia de las tropas de EE.UU. y las continuas violaciones por Washington de la soberanía y la integridad territorial de Irak.

En uno de los puntos que más insistió el líder iraquí fue el cierre de las sedes y subsedes de las aludidas empresas norteamericanas en Irak, al señalar el papel destructivo de las mismas para los intereses soberanistas, territoriales y de seguridad del país árabe.

Pues, según él, estas empresas han estado infiltrando a alborotadores para desviar de su proceso pacífico las manifestaciones populares que se han desarrollado desde octubre en las principales urbes iraquíes para denunciar y rechazar una serie de casos de corrupción en las altas esferas gubernamentales.

Al tenor de las declaraciones del líder del Movimiento Sadr, se puede indicar que estas firmas estadounidenses se han estado valiendo de los elementos del disuelto Partido Bass, fieles al exdictador Sadam Husein, que hasta ahora han estado escondiéndose por temor a las represalias populares, para ultrajar a líderes religiosos, profanar los valores islámicos y consignas del Imam Husein (P), así como para atacar a lugares santos de peregrinaje e instituciones públicas y consulados.

En su intento por desestabilizar las provincias centrales y meridionales de Irak, estas empresas no han dudado en instrumentalizar a los basistas para provocar un alzamiento popular aprovechándose del descontento social de una parte de la población iraquí.

Por otro lado, las citadas empresas intentan crear una nueva generación de basistas con el único objetivo de que ellos, por su naturaleza laica, no solo no respeten ninguna de las santidades, sino que también violen las líneas rojas religiosas, éticas y valores sociales que rigen en la sociedad iraquí.

Asimismo, se puede rastrear el papel demoledor de tales empresas en los asesinatos de muchos manifestantes, fuerzas de seguridad y policías iraquíes. En este sentido, hay grabaciones e imágenes que documentan estos terribles casos.

El grado de insidia de estas empresas para provocar sedición sectaria y dividir a los iraquíes va más allá de confabular contra las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), que forman oficialmente parte integral de las Fuerzas Armadas iraquíes, al querer influir y dañar las relaciones con los países vecinos.

Con todas estas maniobras conspiratorias, no es de extrañar que Al-Sadr haya considerado a las empresas privadas de seguridad de EE.UU. como un tumor cancerígeno para los intereses soberanistas de Irak, instando a las autoridades del país a que pongan en marcha un tratamiento de metástasis urgente para desterrar todo rastro de estas “células” que son tan malignas como resultan ser las bases militares estadounidenses y la violación sistemática del espacio aéreo por sus aeronaves de combate.

El proyecto de expulsión de EE.UU. de Irak arrancó tras recientes ataques contra las Unidades de Movilización Popular de Irak, a esto se suma el asesinato del subcomandante de Al-Hashad Al-Shabi, Abu Mahdi al-Muhandis, junto al comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, en Bagdad.

El despliegue de las fuerzas estadounidenses en Irak se produjo en 2003, cuando el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) decidió invadir Irak para derrocar al dictador Saddam Husein (ejecutado en 2006), so pretexto de destruir inexistentes arsenales de armas de destrucción masiva, y establecer la democracia, pero tras años de guerra devastadora con sangrientas consecuencias, reconoció que no existían dichas armas.

Una medida que, de algún modo, fue el germen que propició la creación y la posterior aparición de los grupos terroristas como EIIL (Daesh, en árabe), entre otros, en Irak y varios países de la región del oeste de Asia.

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