Las instalaciones de infraestructura deportiva que la ciudad brasileña Río de Janeiro heredó después de los Juegos Olímpicos del 2016 deberían cerrarse a más tardar dos días después. La decisión correspondiente fue tomada el miércoles por el tribunal, informa el portal G1.
Con su veredicto, el juez federal Eugenio Araujo apoyó la petición del fiscal de prohibir el uso posterior de instalaciones deportivas que, según los argumentos de la autoridad supervisora, no cuentan con los certificados de seguridad pertinentes. Además, el departamento recordó que la estructura estatal que se encargó de la gestión del patrimonio olímpico fue abolida en julio del 2019 por una decisión del poder ejecutivo federal (por decisión de Bolsonaro), que condujo al abandono de las instalaciones y al robo de equipos y cables eléctricos.
El Parque Olímpico de Río de Janeiro a menudo se convierte en sede de eventos culturales masivos. En particular, alberga uno de los festivales de música más grandes de la región, Rock in Rio («Rock in Rio»), que atrae a amantes de la música de todo el mundo. El año pasado, según los organizadores, fue visitado por unas 700 mil personas, de las cuales más de la mitad son turistas.
Según el tribunal, celebrar eventos masivos con la participación de miles de personas en un objeto de este tipo está lleno de tragedia. Los funcionarios de la ciudad tienen la intención de apelar esta decisión ante un tribunal superior.
Los Juegos Olímpicos de verano se celebraron en Río de Janeiro del 5 al 21 de agosto del 2016.