El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, recibió la visita de Chad Wolf, secretario interino de seguridad nacional de los Estados Unidos.
La reunión fue para que Hernández oficializara su apoyo irrestricto al Gobierno de Trump en sus ataques contra la nación persa.
En Honduras han visto con sorpresa y preocupación, cómo su presidente ha declarado su fidelidad y apoyo al crimen cometido por los Estados Unidos contra Irán; al asesinar a una de las imágenes más reconocidas en la lucha contra el terrorismo, el teniente general Qasem Soleimani.
Desde el pasado 8 de diciembre en los Estados Unidos en una visita a empresarios israelíes, Hernández inició su discurso servilista a favor de los Estados Unidos, el régimen de Israel y ataques a la República Islámica de Irán.
Hernández sigue fielmente las ordenes de los Estados Unidos, en los temas de seguridad, narcotráfico, compra de armas y votos al interior de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Pero su posición es rechazada por un gran sector de los hondureños.
Aún con todas las posiciones a favor de los Estados Unidos, Hernández no logra cesar las investigaciones en su contra por tráfico de drogas.
Opositores políticos y analistas consideran que Juan Hernández toma estas decisiones porque cree en un hipotético asilo del régimen de Israel.
El Gobierno de Hernández también mantiene su posición a favor del régimen de Israel, a quien ha convertido en su principal proveedor de armas.
Hernández dirige a Honduras a posturas cada vez más alejadas de la concertación y cada vez más cerca de la imposición militar.