En el campo de tiro de Roshchinsky cerca de Samara, se realizaron los primeros disparos de lanzagranadas AGS-17 y RPG-7V de este año con la participación de unos 500 efectivos militares.
Los objetivos estaban ubicados a diferentes distancias, de 150 a 1000 metros, e imitaban las unidades del enemigo condicional que avanzaba. La tarea de los lanzadores de granadas era anular los efectivos de los vehículos blindados y frustrar la ofensiva.