El accidente de un avión Boeing 737 de la Aerolínea Internacional de Ucrania durante el despegue del aeropuerto de Teherán Imam Khomeini fue el mayor desastre en la historia de la aviación ucraniana. Todos los pasajeros y la tripulación murieron en el incidente. Las autoridades iraníes dijeron que la causa de la tragedia había sido un incendio de motor y la incapacidad de la tripulación para tomar el control de la situación. Sin embargo, también se expresaron otras versiones, escribió Kommersant, incluido un ataque terrorista. Mientras tanto, varios países han decidido suspender o limitar los vuelos civiles sobre Irán e Irak.
Siguiendo los pasos de las aerolíneas extranjeras, las aerolíneas rusas también cambiaron sus rutas de vuelo sobre el espacio aéreo del Golfo Pérsico. Según Kommersant, Aeroflot operará vuelos a Dubai sin pasar por Irán desde el oeste a través de Turquía, Egipto y Arabia Saudita. Sin embargo, la ruta Moscú-Teherán aún permanece en su lugar.
Según las fuentes de Kommersant en uno de los principales transportistas, las aerolíneas recibieron un telegrama de la Corporación Estatal para la Organización del Tráfico Aéreo «en nombre de la Agencia Federal de Transporte Aéreo» para revisar las rutas en los Golfo Pérsico y Omán.
El jefe ejecutivo de Friendly Avia Support, Alexander Lanetsky, señaló que un vuelo de una hora en un Boeing 737 y un avión Airbus A320 cuesta alrededor de $ 10.000, mientras que un vuelo de una hora en un A330 cuesta alrededor de $ 15.000. «Las pérdidas de las aerolíneas en caso de una prohibición directa de los vuelos serán enormes, pero la seguridad de los vuelos debería ser lo primero», señaló el experto. El jefe de Infomost, Boris Rybak, estuvo de acuerdo en que realizar vuelos civiles ante la incertidumbre en el Medio Oriente amenaza la vida de los pasajeros.
Mientras tanto, una posible prohibición del tráfico aéreo cerrará el mercado iraní a los turistas rusos, escribió Kommersant. Sin embargo, Irán no es muy popular: según el servicio fronterizo, 16.870 rusos visitaron el país en los primeros tres trimestres de 2019. En comparación, 4,5 millones de turistas rusos visitaron Turquía durante el mismo período.