El 8 de enero, la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) de Irán llevó a cabo dos oleadas de ataques con misiles contra las instalaciones militares estadounidenses en Erbil y la base aérea de Ayn al-Asad en Irak.
El secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Dominic Raab, ha condenado los «ataques imprudentes y peligrosos» contra las bases militares iraquíes que albergan a las fuerzas de coalición lideradas por Estados Unidos.
«Estamos preocupados por los informes de bajas y el uso de misiles balísticos», dijo Raab en un comunicado citado por Reuters.
«Instamos a Irán a que no repita estos ataques imprudentes y peligrosos, y que en su lugar busque una reducción progresiva urgente», agregó el secretario de Asuntos Exteriores. «Una guerra en el Medio Oriente solo beneficiaría a Daesh y otros grupos terroristas».
Los informes de los medios de comunicación sugirieron anteriormente que cerca de 80 personas murieron y alrededor de 200 resultaron heridas después de los ataques aéreos de Teherán contra instalaciones militares estadounidenses en la base aérea de Erbil y Ayn al-Asad de Irak. Washington aún no ha confirmado esta información.
Mientras tanto, el ejército iraquí ha dicho que no se registraron bajas entre las fuerzas del país luego de 22 proyectiles lanzados por Irán hacia instalaciones estadounidenses en Irak. Según una declaración del ejército iraquí, 17 misiles apuntaron a la base aérea de Ayn al-Asad, mientras que otros 5 cayeron en la sede de la coalición en la ciudad de Erbil.
El miércoles por la mañana, el IRGC lanzó dos oleadas de ataques aéreos contra las fuerzas militares estadounidenses en Irak. No siguió un ataque de represalia de Estados Unidos, pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuiteó que haría una declaración más tarde sobre los ataques.
Teherán responde al asesinato de Soleimani
Los ataques aéreos de Irán siguen al asesinato de Qasem Soleimani, comandante de la fuerza Quds de élite del IRGC la semana pasada. Soleimani fue blanco de un ataque estadounidense con aviones no tripulados ordenado por la administración Trump que los funcionarios de la Casa Blanca calificaron como medidas «defensivas».
El presidente iraní, Hassan Rouhani, inicialmente prometió vengar la muerte del máximo comandante militar, y el ministro de Relaciones Exteriores, Javad Zarif, llamó más tarde a los ataques aéreos de Teherán «medidas proporcionales en defensa propia» en línea con la Carta de la ONU.