El secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, fue el principal defensor del asesinato del general iraní Qassem Suleimani en la administración de los Estados Unidos y durante varios meses persuadió al presidente Donald Trump para llevar a cabo esta operación.
Esto se afirma en el último material del medio estadounidense The Washington Post.
Según la publicación, Trump y la élite militar durante mucho tiempo no estuvieron de acuerdo con esta operación.
Sin embargo, la situación fue revertida por el bombardeo de una base militar en el área de Kirkuk el 27 de diciembre, cuando murió un contratista civil estadounidense.
Dos días después, Pompeo, el jefe del Pentágono, Mark Esper y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milli, fueron a Mar-a-Lago, la residencia de Trump en Florida y le ofreció varias opciones para un ataque de represalia.
Al final, según WP, el líder estadounidense sucumbió a la persuasión de Pompeo y Esper y aceptó el asesinato de Suleimani.
Inmediatamente después de la liquidación, Suleimani Pompeo trató de obtener el apoyo de los aliados europeos, pero la UE reaccionó mucho más moderada de lo que esperaba el jefe del Departamento de Estado, lo que indica que el ataque estadounidense podría poner fin a la solución pacífica del problema nuclear de Irán y amenazar a sus embajadas en Bagdad y Teherán.
«Estados Unidos de ninguna manera ha contribuido a la reanudación de los acuerdos con Irán sobre el enriquecimiento de uranio, y ahora quieren que todos los aplaudan», dijo uno de los diplomáticos europeos a la publicación. El autor del artículo afirma que Pompeo puede usar la dura posición anti-iraní para obtener el apoyo del lobby israelí para desarrollar aún más su carrera política.