El asesinato de un alto comandante iraní por parte de Estados Unidos es un «acto cobarde» que confirma «la debilidad de Estados Unidos en la región», dijo el presidente Hassan Rouhani.
Qassem Soleimani, comandante de la élite de la Fuerza Quds, murió en un ataque aéreo estadounidense cerca de Bagdad junto con varios comandantes de milicias respaldadas por Irán. Washington considera que todo el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), al que pertenece Quds, es una organización terrorista y lo responsabiliza por los recientes disturbios en el complejo de la embajada de Estados Unidos en la capital iraquí.
«El martirio de Soleimani hará que Irán sea más decisivo para resistir el expansionismo de Estados Unidos y defender nuestros valores islámicos. Sin duda, Irán y otros países que buscan la libertad en la región se vengarán», dijo Rouhani en un comunicado, agregando que el asesinato solo fortalecer la resolución de Irán al resistir a los Estados Unidos.
«Sin lugar a dudas, una medida tan villana y cobarde es otra señal de la frustración e incapacidad de Estados Unidos en la región y significa la aversión de las naciones regionales a este régimen agresivo», señaló el presidente.
Un sentimiento similar ha sido expresado por varias figuras de alto rango en Teherán a raíz del asesinato del comandante Quds.
Funcionarios iraníes dicen que Estados Unidos apuntó al IRGC y a Soleimani en particular por el papel que jugaron en la derrota del grupo yihadista Estado Islámico en Irak y Siria. Esto ayudó a Irán a obtener una influencia política significativa en Irak y a dar forma a las políticas de Bagdad.
El gobierno de Trump ha elegido un camino de confrontación contra Irán, alegando que la campaña de «máxima presión» de Estados Unidos era necesaria para frenar su poder regional.