El primer ministro interino de Irak condenó el asesinato de un alto comandante iraní por parte de Estados Unidos, calificándolo de un acto de agresión contra su país. Qassem Soleimani fue asesinado en el aeropuerto de Bagdad.
Soleimani, el comandante de la élite de la Fuerza Quds, fue asesinado después de que su convoy fue alcanzado por misiles estadounidenses. Un comandante adjunto de las Fuerzas de Movilización Popular (PMF), el colectivo de la milicia iraquí respaldado por Irán, murió en el mismo ataque aéreo.
En una declaración el viernes, el líder interino del gobierno de Irak, Adil Abdul Mahdi, cuestionado por las protestas, dijo que la operación de asesinato de Estados Unidos fue una «violación flagrante de la soberanía iraquí» y un insulto a la dignidad de su país.
Hizo hincapié en que Estados Unidos había violado los términos bajo los cuales a las tropas estadounidenses se les permite permanecer en Irak con el propósito de entrenar a las tropas iraquíes y luchar contra la organización yihadista Estado Islámico (ISIS, anteriormente ISIS). Agregó que el asesinato puede desencadenar una gran escalada de violencia y resultar en «una guerra devastadora en Irak» que se extenderá a la región.
El gobierno iraquí ha pedido al parlamento que celebre una sesión de emergencia para discutir una respuesta apropiada, dijo Mahdi.
El asesinato de Soleimani marca una escalada significativa en la confrontación de Estados Unidos con Irán. Washington considera que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), al que pertenece Quds, es una organización terrorista y afirmó que el comandante asesinado estaba tramando ataques contra ciudadanos estadounidenses.
Teherán dijo que el comandante de Quds fue blanco de su contribución personal para derrotar al Estado Islámico en Irak y Siria. Soleimani impulsó el apoyo de Irán a las milicias en ambos países que lucharon contra la fuerza terrorista