Los lamentos del ministro del Interior, Arturo Murillo, por la moción aprobada por la OEA contra las violaciones de derechos humanos en Bolivia, parecen responder también a otros importantes reveses del régimen.
Murillo expresó ayer su irritación por la resolución aprobada por mayoría por la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), sin que pudiera impedirlo el secretario general, Luis Almagro, considerado aquí uno de los artífices del golpe contra el presidente Evo Morales.
La resolución condena ‘las violaciones a los derechos humanos y el uso de la violencia contra cualquier ciudadano de Bolivia, especialmente toda forma de violencia e intimidación contra los bolivianos de origen indígena’.
Murillo expresó su descontento por el pronunciamiento impulsado por la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom) y que fue aprobado con 18 votos a favor y solo cuatro en contra (Estados Unidos, Colombia, Ecuador y Bolivia), así como 11 abstenciones y un ausente.
El ministro del régimen de Jeanine Áñez, intentó desacreditar la moción alegando que es producto de ‘un informe sesgado (?) que ha sido manejado sin tener los criterios necesarios, ni conocer lo que pasó en Bolivia’.
El revés del régimen se suma a los trascendidos sobre el rechazo del gobierno de Argentina a la orden internacional de captura lanzada por el gobierno de Áñez contra el expresidente Morales y la decisión del vecino país de protegerlo.
El fracaso se suma además a la altiva respuesta de Morales a la orden de detención, señalando que no le causa ningún temor y que no pueden juzgarlo en Bolivia porque sigue siendo presidente -lo que implica inmunidad- ya que su renuncia no ha sido aprobada por el Senado, una exigencia constitucional.
La orden de captura fue aparentemente producto del nerviosismo causado por el viaje de Morales de México a Argentina, un país limítrofe y su posible regreso al país que, según dijo, podría darse en cualquier momento.
La irritación del autodenominado gobierno transitorio tiene que ver también con el fracaso de sus llamados al gobierno argentino a que silencie al líder indígena, ante lo cual la nueva administración del país atlántico dejó en claro que Morales tiene toda la libertad de un ciudadano argentino y puede hablar y realizar actividad política.
Morales además fue elegido jefe de la campaña electoral para los nuevos comicios cuya fecha se anunciará en los primeros días de enero, y reunió a sus dirigentes en Buenos Aires sin ningún problema, lo que abona a la irritación de Áñez y Murillo.
La resolución de la OEA, nombrada Rechazo de la violencia racial y llamamiento al pleno respeto de los derechos de los pueblos indígenas en el Estado Plurinacional de Bolivia, presentada por los países de la Comunidad del Caribe (Caricom) y aprobada con 18 votos a favor, 4 en contra, 11 abstenciones y una ausencia.
Condena también ‘la intolerancia hacia los símbolos, vestigios tradicionales y prácticas religiosas, así como cualquier aspecto de la civilización indígena que pueda ser objeto de trato o mención desigual’.
Subraya la necesidad de que las autoridades del Estado Plurinacional de Bolivia cumplan su responsabilidad inherente, como parte de la comunidad de naciones, de proteger losderechos humanos de todos en Bolivia.
Además, la resolución pide a todos los sectores de Bolivia que cesen inmediatamente la violencia, preserven la paz y busquen un diálogo franco que promueva la reconciliación democrática nacional.