Esta ubicación se encuentra actualmente en el centro de las quejas de denunciantes en torno a un informe oculto de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
El 7 de abril del 2018, los extremistas que ocupaban esa área y posteriormente recuperada por el ejército sirio, afirmaron que el gobierno de Damasco llevó a cabo un “ataque químico mortal” en Douma. La acusación de uso de armas químicas por parte del gobierno sirio llevó a Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos a bombardear objetivos que, según ellos, se usaron como depósitos para armas químicas.
Las imágenes muestran dentro de la clínica donde fueron tratadas las víctimas del presunto ataque y varias partes de la ciudad con cicatrices de batalla, así como el tráfico en sus calles.
El enviado de Rusia a la OPAQ declaró en julio de 2019 que «en Douma, una provocación fue completamente orquestada e implementada», en línea con las acusaciones rusas y sirias de que el ataque fue organizado para justificar la intervención militar occidental.
Siria y Rusia alegan que el informe de marzo de la OPAQ fue editado para que la evidencia del ataque parezca más concluyente y justifique los ataques con misiles occidentales.
Los correos electrónicos filtrados de dos científicos empleados por la OPAQ han surgido desde el incidente para indicar que la organización tergiversó los hechos y las conclusiones simplificadas en su informe final, publicado en marzo del 2019, sobre el supuesto uso de armas químicas en la ciudad cercana a Damasco en abril del 2018.
Sin embargo, el director general de la OPAQ, Fernando Arias, defendió el informe y calificó sus conclusiones de «independientes y profesionales».