Actualmente hay más de 200 asentamientos ilegales en Palestina, con una población total de más de 600.000 colonos y algunos de ellos han crecido hasta convertirse en grandes ciudades.
El 30 de noviembre de 2012 la Organización de Naciones Unidas reconocía a Palestina como estado observador, lo cual implícitamente significaba el reconocimiento de la soberanía de los palestinos sobre el territorio ocupado por Israel desde 1967 por parte de la organización más representativa de la voluntad internacional
En 2016 la ONU aprobó una resolución que exhortaba a Israel a abandonar sus asentamientos ilegales en Palestina, pero el gobierno israelí hizo oídos sordos a la petición del organismo internacional y no acató el dictamen.
Este dilema de las colonias civiles israelíes en Palestina data de la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Israel «conquistó» parte de los territorios de Cisjordania y la Franja de Gaza, y comenzó a construir pequeñas colonias, pero se fue extendiendo por territorio palestino ocupado.
Desde entonces, todos los gobierno israelíes han respaldado esta ocupación en Palestina, que según las normas del derecho internacional es ilegal, ya que viola la Convención de Ginebra.
El gobierno de Israel ha llegado al punto de incitar a los colonos a que invadan ciudades como Jerusalén del Este, y para algunos de los judíos israelíes más religiosos, es una promesa divina vivir en territorio judío «como Judea y Samaria».
Actualmente hay más de 200 asentamientos ilegales en Palestina, e incluso, algunos de ellos han crecido hasta convertirse en grandes ciudades con una población total de más de 600.000 colonos.
Esta situación, que se ha extendido por más de medio siglo, ha marcado el destino de miles de palestinos, y deja a las nuevas generaciones un panorama nada alentador.
Las consecuencias de estos asentamientos ilegales van desde desplazamientos forzados para el pueblo palestinos, hasta divisiones y fragmentación de la tierra.
Palestina ha reclamado, como precondición para iniciar conversaciones de paz, que Israel retire los asentamientos ilegales, pues esas colonias en tierras palestinas dificultan la creación de un Estado palestino.
Esta colonias tienen un impacto bastante severo sobre los palestinos, pues además de lo antes mencionado, también estimulan la explotación de recursos naturales cruciales para los habitantes del país árabe.
Por otro lado, los colonos comenten actos de violencia, de manera sistemática, contra bienes y personas palestinas, y gozan de total impunidad.
Esta ocupación cambien restringe la libertad de movimiento de los palestinos, a través de cientos de puestos de control y otros obstáculos que Israel considera necesarios para proteger los asentamientos.
De acuerdo con Amnistía Internacional, la política de asentamientos de Israel es “intrínsecamente discriminatoria”, “infringiendo sus derechos a una vivienda adecuada, agua y medios de vida.”
Mientras tanto, Human Rights Watch ha descrito a los asentamientos como “parte integrante de las políticas israelíes que desposeen, discriminan, y abusan de los derechos humanos de los palestinos”.
La política Israelí en lo que respecta a los asentamientos en palestina ha sido repudiada por casi todos los estados miembros de la ONU, y el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de ese organismo internacional explica que viola la prohibición de segregación y apartheid.