Bolivia volverá a retomar su revolución democrática y cultural con o sin Evo Morales, y eso es solo cuestión de tiempo, aseguró aquí el expresidente en una entrevista exclusiva con Prensa Latina.
El exmandatario, asilado político en México desde el 12 de noviembre tras renunciar a su cargo para evitar un baño de sangre, considera que los hechos en su país, víctima de un golpe de estado cruento, pero de nuevo tipo, deben ser motivo de reflexión para las fuerzas progresistas del mundo.
Prensa Latina entrevistó al líder del estado plurinacional del altiplano, quien tuvo la deferencia de aceptar la invitación de visitar la sede de las oficinas de Prensa Latina en la Ciudad de México.
Acerca de una pregunta sobre si el golpe de estado en su país significa un regreso a la época de las cañoneras practicada por Estados Unidos el siglo pasado, Morales dijo que el tema merece una reflexión de expertos, politólogos y académicos que tome en cuenta el fracaso de las políticas imperialistas del pasado reciente, como la del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Esta política imperialista, recordó, fracasó en la época de Néstor Kirchner, Hugo Chavez y Luiz Inacio Lula Da Silva, en una memorable reunión en La Plata, Argentina, en 2005, y despejó el camino hacia la creación de Unasur y la Celac.
Pero Estados Unidos, opinó, nos dividió con la Alianza del Pacífico y ocupaba y una estimulación de la política de privatización en favor de los negocios de élites privados. No les bastó con eso, y cuando ya no había golpes militares, inventaron los golpes judiciales, los congresales, y ahora aplican en Bolivia otra modalidad.
La experiencia boliviana, explicó, se parece al Plan Condor. Reclutaron a sectores de la juventud y les dieron plata para que ejercieran violencia contra las familias, contra la propiedad privada, y también a policías y militares que, lamentablemente, estaban detrás de ellos.
Es en realidad una lucha de ideas, de programas, de clase, y esa es la experiencia que debe tomarse para hacer una profunda reflexión, organizar un gran debate, profundo políticamente, porque no hay un golpe de estado militar clásico, pero sí de otro tipo.
Ellos se opusieron a las nuevas políticas económicas, no aceptan nuestros programas ni nuestra política económica sustentada en la recuperación de los recursos naturales y económicos del país y en oposición a Estados Unidos y al sistema capitalista, con el el movimiento indígena buscando nuevos caminos de bienestar.
El golpe de la derecha se produce, además, cuando íbamos muy bien económicamente, en la seguridad alimentaria y en la eliminación de la pobreza, y eso es otro motivo más para incentivar el debate de analistas, investigadores, politólogos en beneficio de las nuevas generaciones.
A la pregunta de que si Bolivia demuestra el desgaste irreversible de la democracia representativa y un regreso forzado a los años de las dictaduras, Morales recordó que los imperios siempre caen, tarde o temprano, pero caen como cayeron las monarquías.
Ahora hay como una suerte de regreso a aquella época de la colonia cuando se nombraban a los virreyes en las tierras pretendidas. Esos virreyes modernos son las Añez y los Guaidó, sin arraigos y siempre contra los más humildes.
En los tiempos de la inquisición los colonialistas llegaron con la biblia y con la espada. En Bolivia hay familias con hermanos de formación académica para gobernar a indígenas. Un hijo era cura, otro militar y otro abogado. Si no podían dominar con la biblia, trataban de hacerlo con la ley, y si esta fallaba también, entonces con las armas.
Los racistas y fascistas en Bolivia usan la biblia también con iguales fines, oran para dañar a la familia y hacerlos odiar, y en la oración decían ‘Evo cabrón’, orar para matar, para crear grupos violentos, para discriminar, y el resultado es el regreso de nuevo de la violencia en Bolivia.
Morales consideró que los grupos violentos en su país enfrentan así la política económica nacionalista, la independencia de estado y la dignidad de un pueblo y la lucha contra los modelos económicos de privatizaciones del Fondo Monetario Internacional.
Reiteró que esto que está pasando en Bolivia debe servir para hacer una profunda reflexión que tome en cuenta el levantamiento popular, las rebeliones contra un modelo económico desgastado como en Colombia, Brasil y otros que demuestran que el pueblo latinoamericano está en pie de lucha.
Ejemplificó el momento actual con el pueblo argentino, que ha recuperado el gobierno progresista como lo teníamos antes, y deber ser un paradigma para las nuevas generaciones. Estimó como un error histórico de sectores de clase y dirigentes no sacar a los jóvenes aquellos que están al lado de la delincuencia y de la violencia.
En cuanto a temas específicos de la situación actual en su país, Morales explicó que en lo personal tuvo mucha confianza en la victoria en las últimas elecciones que transcurrieron de una manera natural, pero la derecha reaccionó rápidamente, instigaron las protestas que crecieron rápidamente y pasaron del racismo al fascismo y de allí al golpismo.
Se unieron grupos de poderes económicos y falangistas y llegaron a esta situación al tomar una acción violenta y desenfrenada.
Dijo que ya le habían informado de esa situación y cuando comentó eso en una reunión del gabinete nadie lo creyó, ni él tampoco, admitió, y esos informes no le llegaron de la policía ni de las fuerzas armadas, sino de hermanos.
Lo demás es conocido: comenzaron los crímenes y amenazas a los dirigentes departamentales y municipales, quemaron sus casas, intimidaban a sus familiares, incendiaron la casa de su hermana, y para evitar un baño de sangre renunció.
En la ciudad de el Alto o en Cochabamba, en 10 días 32 muertos aún cuando hemos cuidado bastante la vida. No se puede entender que los comandantes de las fuerzas armadas y la policía volvieran al golpismo, algo que ya creíamos superado por la historia, dijo.
Morales considera que en este tiempo la derecha boliviana piensa que cruzando del racismo al fascismo matando gente se consigue la paz pisoteando la igualdad y la justicia social.
Desde el presidente Donald Trump pasando por el peruano Pedro Pablo Kuzinski, los actos de corrupción y el fascismo crean la mentalidad de que el que tiene el poder económico es el que manda.
Esa mentalidad en Bolivia es la que retrotrae al país en este momento a una época de inquisición, como en el tiempo de la colonia y la monarquía, añadió. Reiteró que él ganó limpiamente las elecciones a la presidencia de Bolivia rumbo al bicentenario, y recordó que los indígenas son honestos y se desarrollan dentro de la cultura de no robar, no mentir, y citó nuevamente que unos días antes del 10 de noviembre le dijo al golpista de la OEA Luis Almagro paren el informe donde hablan de fraude porque van a provocar un incendio y van a morir muchas personas como finalmente ocurrió que se reportaron inmediatamente 11 muertos.
La OEA, afirmó, es la responsable de tanta masacre. Convocó a nuevas elecciones, pero si dudaban y pensaban que no hay ganadores en primera ¿por qué no pidió ir a una segunda?
Sin embargo, hubo varias personalidades internacionales que les demostraron que no hubo nada grave en las elecciones ni tampoco fraude, pero no las tomaron en cuenta, ni la OEA ni nadie.
Ahora estamos pidiendo una Comisión Internacional de la Verdad para demostrar que no hubo fraude. Cómo engañan al pueblo, cómo hacen creer al mundo entero que hubo fraude, es lo que se necesita demostrar.
Es una lucha ideológica, tenemos un pueblo organizado, movilizado, que salió de la extrema pobreza y que la derecha no lo perdona.
No nos perdonan este trabajo, el imperio norteamericano y países desarrollados no nos perdonan a los gobiernos antimperialistas que abrimos el camino del futuro a los pobres con programas sociales para los más humildes sin concentrar el capital en pocas manos, afirmó.
El exmandatario argumentó su llamado a un diálogo nacional incluyente con su deseo de que no quiere que siguiera corriendo la sangre en mi querido país ni que los golpistas sigan matando hermanos, ese es el dolor que tenemos, porque decretos como el de liberar de responsabilidad de la represión a los militares es una carta blanca para seguir matando.
En 10 días más de 30 muertos de bala, increíble, pero además el destrozo de la economía que costó tanto trabajo levantarla.
Sin embargo, dijo, si la Comisión Internacional de la Verdad demuestra que no hubo fraude, hay que decir que el golpista es también la OEA.
Si ese organismo se crea y dice que no es grave lo que pudo haber ocurrido en las elecciones como pretenden hacer creer la derecha boliviana y el gobierno de Estados Unidos, que no hubo fraude como ya se ha constatado por personalidades en el mundo, no sé qué van a hacer los golpistas.
Por otro lado, acotó, si la Asamblea Nacional rechaza y no aprueba mi renuncia sigo siendo el presidente constitucional de Bolivia, esa es la verdad.
Morales se mostró convencido de que en su país están operando los sectores más radicas, racistas y fascistas como siguiendo un mandato de Estados Unidos. El gobierno de facto no decide, el que decide es Estados Unidos mediante algunos representantes de ese país del norte.
Esa es la realidad, se movilizan para desalentar la reacción del pueblo boliviano y decir que es un gobierno de transición, lo cual es mentira, un pretexto, pero es represión, intervención, un gobierno d facto.
Si bien el gobierno de Estados Unidos no puede intervenir militarmente, directamente, en nuestros países, utiliza en cambio a quienes se someten abiertamente al imperio para someter a los más pobres.
Lamentablemente hicieron creer mentiras contra Evo, contra mi gobierno, y aparecieron incluso unos funcionarios chantajeados para que hicieran denuncias inventadas con pruebas sembradas para desprestigiarnos y hacernos aparecer culpables de lo que a ellos se les ocurriera.
Antes del golpe de Estado en Santa Cruz se vivía un racismo puro con Luis Fernando Camacho a la cabeza, quien instaba a actuar al estilo del narcotraficante colombiano Pablo Escobar y pedía levantar una lista de los que él llamaba traidores para castigarlos. Imagínese que para ellos, para los golpistas, su ídolo es Pablo Escobar
Vuelvo a decir, insistió Morales, que en Bolivia se está volviendo al fascismo y racismo con el golpismo, como si Bolivia estuviera mal económica, alimentaria y energéticamente, pero está mejor que nunca en su historia, al margen de todo.
El sistema capitalista impide, se opone, a que gobiernos progresistas busquen otros caminos mejor que el suyo, el neoliberalismo, eso no lo perdonan y el tema de fondo ese ese.
Para fascistas y racistas matar es una forma de garantizar la paz, odiar y humillar al humilde es demostrar quién es el que manda.
En cambio, dijo, el indígena practica la solidaridad, la complementaridad, la mujer y el hombre originarios se cría en el amor al prójimo y al propio, es amable, vive en armonía con la madre tierra que es la que da vida al ser humano, somos hermanos del planeta, y de allí que siempre usemos el término de hermanas y hermanos.
Ese racismo y ese odio, ese desprecio a los pobres, a los indios es supremacismo, y en realidad es una dura batalla para conciliar la sociedad en Bolivia y eso explica el sentido de un estado plurinacional.
En otro momento de la entrevista Evo Morales dijo que lo que sucede en Bolivia con los golpistas se asemeja a lo ocurrido con el Comandante Hugo Chávez en el año 2002 cuando la reacción empresarial dio aquel golpe de estado, lo secuestraron, dijeron que había renunciado e impusieron en su lugar al empresario Pedro Carmona Estanga.
Pero el pueblo se levantó inmediatamente y el imperio norteamericano, la iglesia católica, la embajada de Estados Unidos, tuvieron que ceder y Chavez regresó a Miraflores porque la gente lo arrancó de su secuestro, no se lo dejó quitar.
En Bolivia, dijo, la lucha sigue y hay una movilización de la gente contra los golpistas.