Las manifestaciones provocadas por los aumentos de los precios de la gasolina se han extendido por todo Irán. Aunque los funcionarios en Teherán dicen que la situación está volviendo gradualmente a la normalidad, no hay una confirmación objetiva de esa información, ya que el acceso a Internet se había cerrado, escribe Kommersant. Según los expertos, la última ola de protestas no dará como resultado un cambio de régimen, aunque Estados Unidos espera que ese sea el caso. Washington respaldó a los manifestantes casi al instante.
Teherán respondió diciendo que el objetivo de Washington es socavar la seguridad y dañar los intereses del pueblo iraní. Por su parte, Rusia ha expresado su solidaridad con Irán, declarando que fuerzas externas estuvieron involucradas en estos desarrollos.
La respuesta de los actores externos, tanto de Estados Unidos como de Rusia, es tradicional, dijo al periódico Yulia Sveshnikova, investigadora de la Escuela Superior de Economía. «Cada uno de ellos está desempeñando su papel. Lo diferente es que a Washington le gustaría ver estas protestas como un signo del inminente colapso del régimen, pero por el momento es casi imposible hablar de eso. Sin embargo, Las tensiones en el país están aumentando, eso es seguro», enfatizó.
La experta recordó que las protestas a gran escala habían estallado en Irán hace dos años, y que no han llegado a su fin por completo. Sin embargo, las autoridades en Teherán no deberían temer por su destino hasta que la clase media tome las calles. Esta vez, los miembros de la clase media comenzaron a unirse a las protestas, pero sus temores de represalias aún prevalecen, continuó diciendo. «La situación en Irán aún no ha alcanzado el nivel, no tenemos nada que perder», dijo Sveshnikova.
Agregó que una nueva generación ha crecido en el país, para la cual los valores de la República Islámica ya no eran una prioridad. «Por eso la situación es bastante explosiva», agregó el experto.