Al comentar sobre la situación actual, Morales dijo que México le salvó la vida al brindarle refugio, alegando que fue blanco de un complot de asesinato y revelando que tanto sus casas como las de sus hermanas en Bolivia fueron saqueadas.
Morales también mencionó que no tiene intención de abandonar la política.
Mientras tanto, los indígenas bolivianos que apoyan a Morales organizaron un mitin en la capital del país, La Paz, frente al Congreso Nacional en la Plaza Murillo.
El 10 de noviembre, el presidente boliviano, Evo Morales, renunció después de que las fuerzas armadas nacionales se pusieran del lado de los manifestantes que se opusieron a que cumpliera un cuarto mandato. Las protestas estallaron después de que observadores internacionales encontraron «graves irregularidades» en las elecciones del 20 de octubre.
Poco después, Morales huyó del país hacia México, donde se le otorgó asilo político, debido a la aparente preocupación por su seguridad.
Su vuelo estuvo lleno de complicaciones, ya que al avión en el que viajaba se le negó el permiso para cargar combustible en Perú, haciendo una parada en Paraguay.
Varios países, incluidos Argentina, Venezuela, Cuba y México describieron los eventos en Bolivia como un golpe de estado.
El canciller de México también se negó a revelar los nombres de los funcionarios y legisladores bolivianos que hayan solicitado asilo, citando la amenaza que podrían enfrentar.