— Un avión de la Fuerza Aérea Mexicana que transportaba al presidente boliviano dimitido, Evo Morales, aterrizó en Paraguay después de que se rechazó una solicitud de aterrizaje en Perú, informaron el martes medios paraguayos.
Se suponía que el avión debía repostar en Perú antes de dirigirse a México, donde a Morales se le había otorgado asilo político, y las autoridades locales ya lo habían acordado. Sin embargo, la partida se retrasó debido a la necesidad de coordinar nuevamente la ruta, según los medios bolivianos.
El avión aterrizó en el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi cerca de la capital paraguaya de Asunción a la 1.35 a.m., hora local (04:35 GMT), informó el periódico ABC Color. Según el periódico, la decisión de aterrizar en Paraguay se tomó después de que los controladores de tráfico en Perú, Chile y Brasil prohibieron que el avión pasara por su espacio aéreo.
Un corresponsal de ABC Color dijo, citando al ejército paraguayo, que el avión repostaría y luego continuaría su vuelo a México. Puede salir de Paraguay más tarde el martes.
Los altos funcionarios renunciados de Bolivia pueden estar viajando con Morales a México en el mismo avión, ya que el vicecanciller mexicano Maximiliano Zuniga ha publicado en Twitter una foto con Morales acompañado de varias personas, incluido el ex vicepresidente Álvaro García Linera y la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra. Un grupo compuesto por al menos seis personas es capturado en la foto, tomada en el Aeropuerto Internacional Chimore de Bolivia.
Mientras tanto, los funcionarios mexicanos nunca han mencionado a ningún otro funcionario, comentando sobre la concesión de asilo a Morales. El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, se negó el lunes a revelar los nombres de los funcionarios y legisladores bolivianos que soliciten asilo, refiriéndose a la amenaza que podrían enfrentar.
Morales, quien había sido presidente de Bolivia desde 2006, renunció el domingo, así como otros altos funcionarios, en medio de protestas masivas contra su victoria en las elecciones presidenciales de octubre, impugnadas por la oposición.
Varios países, incluidos Argentina, Venezuela, Cuba y México describieron los eventos en Bolivia como un golpe de estado.