Paranoia, no «arma sónica» responsable de los síntomas de diplomáticos estadounidenses y canadienses en Cuba, según un informe

El personal de las embajadas de Estados Unidos y Canadá en La Habana acusó al gobierno cubano de emplear «armas sonoras» contra sus instalaciones, lo que provocó un escándalo diplomático y reducciones importantes de personal en las embajadas de ambos países.

El «síndrome de La Habana» de diplomáticos estadounidenses y canadienses que anteriormente se creía que había sido provocado por «ataques sónicos» por parte de las fuerzas de seguridad cubanas es en realidad mucho más probable que haya sido causado por el miedo y la paranoia, según ha concluido un nuevo estudio exhaustivo realizado por un par de académicos de Estados Unidos y Nueva Zelanda.

En un estudio publicado en el Journal of the Royal Society of Medicine, el Dr. Robert E Bartholomew, un sociólogo médico del Botany College de Auckland, y el Dr. Robert W Baloh, investigador de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA, explicaron que los síntomas experimentados por los diplomáticos extranjeros en La Habana parecían ser psicosomáticos.

Según el Dr. Bartholomew, los síntomas experimentados probablemente fueron causados ​​por el estrés y la paranoia de tener que vivir «en un país extranjero hostil» como Cuba.

«Un rasgo característico de los síndromes de combate durante el siglo pasado es la aparición de una serie de quejas neurológicas de un sistema nervioso sobreestimulado que comúnmente se diagnostican erróneamente como conmociones cerebrales y daño cerebral», explicó. “Una característica distintiva del shock fueron los síntomas de conmoción cerebral. Como hoy, su aparición inicialmente desconcertó a los médicos hasta que una revisión más cuidadosa de los datos determinó que lo que estaban viendo era una epidemia de enfermedad psicógena».

El estrés, no un «arma sónica» misteriosa y aún no identificada, fue la causa probable de los síntomas de los trabajadores diplomáticos, enfatizó el académico, con rumores sobre la existencia de tal arma que simplemente agrava los síntomas. «¿Qué es más probable, que los diplomáticos fueran el objetivo de una nueva arma misteriosa para la cual no hay evidencia concreta, o [que] sufrían síntomas psicógenos generados por el estrés? La evidencia apunta abrumadoramente a esto último”, señaló Bartholomew.

El estudio también cuestionó las afirmaciones más dramáticas, incluido el hecho de que parte del personal podría haber sufrido daños permanentes en la audición o cerebrales, diciendo que tales afirmaciones «no fueron confirmadas por los datos». Finalmente, el estudio instó a no recurrir a «explicaciones exóticas» para centrarse en los hechos en su lugar. En cualquier caso, los autores destacaron que «la evidencia política y científica de la perpetración de un ataque contra el personal de la embajada de Estados Unidos en Cuba no es concluyente».

Fuente