La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de mover su residencia de Nueva York a Florida, provoca hoy escrutinio sobre los motivos del mandatario, sobre todo desde el punto de vista fiscal y político.
El diario The New York Times informó ayer que a finales de septiembre el gobernante republicano cambió su residencia oficial de la Trump Tower, en Manhattan, donde había estado desde 1983, por su resort Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida, según revisó en documentos judiciales.
Después de ese reporte el jefe de la Casa Blanca confirmó el movimiento en una serie de tuits, en los cuales dijo haber adoptado la decisión por el mal trato recibido en Nueva York.
Aprecio a Nueva York y a la gente de Nueva York, y siempre lo haré, pero desafortunadamente, a pesar del hecho de que pago millones de dólares en impuestos municipales, estatales y locales cada año, los líderes políticos de la ciudad y el estado me han tratado muy mal, apuntó.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, le respondió al mandatario en esa misma plataforma con un ‘Good riddance’ (buen viaje), frase que en inglés se emplea para mostrar alivio cuando se va una persona o una cosa indeseada.
No es como si Trump hubiera pagado impuestos aquí de todos modos. Es todo tuyo, Florida, añadió el político demócrata, quien en varias ocasiones ha intercambiado ataques con el jefe de la Casa Blanca.
Por su parte, el alcalde de la ciudad homónima, Bill de Blasio, le dijo al gobernante: ‘No dejes que la puerta te golpee al salir o lo que sea’, al tiempo que ofreció ‘nuestro más sentido pésame a la buena gente de Florida cuando Trump intenta escapar de su pasado (y futuro cercano)’.
Como señaló el diario USA Today, el presidente y su administración no han confirmado por qué el nativo de Queens decidió declarar oficialmente a la llamada Casa Blanca de invierno como su hogar, pero muchos han especulado que la política y el dinero juegan un papel importante en ese paso.
A pesar de señalar en su tuit que pagó millones de dólares en impuestos en la mayor urbe del país, no es posible confirmar el monto de sus contribuciones debido a su negativa a hacer públicas sus declaraciones de impuestos.
Por eso, los demócratas y diversas organizaciones consideran que el presidente puede estar tratando de ocultar detalles de su valor financiero real, la fuente de su riqueza y los posibles conflictos de intereses que involucran a sus socios comerciales.
En ese sentido, fiscales de Nueva York han protagonizado una de las iniciativas impulsadas en el país para tratar de acceder a las declaraciones de impuestos del jefe de la Casa Blanca, quien es el único gobernante norteamericano desde la década de 1970 en rehusarse a difundir esa información.
Asimismo, mudarse a Florida podría representar un gran ahorro en materia de impuestos para Trump y la primera dama, Melania, quien presentó un documento similar de cambio de residencia.
Joseph Callahan, abogado y presidente de la firma Mackay, Caswell & Callahan, P.C., dijo a USA Today que ambos escaparían de una tasa de tributos estatales de 8,2 por ciento, y de otra de 3,87 por ciento a nivel municipal sobre los ingresos superiores a los 90 mil dólares.
Para evitar el impuesto sobre la renta, los Trump no pueden estar en el estado de Nueva York por más de 183 días, aunque el territorio todavía podría aplicarles algunos gravámenes sobre la propiedad y sobre la renta, a partir de las ganancias por sus bienes inmuebles.
Al mudarse a Florida, que no tiene impuestos sobre la renta o el patrimonio, el mandatario también dejaría de pagar los tributos sobre la herencia que cobra Nueva York.
Más allá de esos asuntos, Trump ha señalado reiteradamente la importancia del territorio sureño en su esfuerzo de obtener un segundo mandato presidencial, como demostró el hecho de que el lanzamiento de su campaña de reelección en junio pasado ocurrió precisamente allí, en la ciudad de Orlando.
De ese modo, se trasladará de un estado donde solo recibió un 36 por ciento de los votos en 2016 y cuyo gobernador se oponía a él, a otro en el cual se impuso con un 49 por ciento del respaldo en los comicios de ese año y donde tiene el apoyo del mandatario estatal, el republicano Ron DeSantis.
Presumiblemente, él ya está preparando algunas líneas sobre cuánto le encanta vivir en Florida, donde no tiene que lidiar con los liberales como lo hizo en Nueva York, indicó al respecto la revista Vanity Fair, la cual recordó que Trump en el pasado se refirió a la ciudad que ahora deja como ‘el mejor lugar para vivir’ y ‘el centro del mundo’.