La policía desplegó el martes múltiples vehículos de cañones de agua para dispersar a los manifestantes en la capital chilena de Santiago, después del fin de semana de disturbios civiles, que dejaron al menos doce muertos y llevaron al presidente chileno, Sebastián Piñera, a declarar «estamos en guerra».
Las imágenes muestran a las fuerzas policiales usando camiones de cañones de agua y gases lacrimógenos en grandes multitudes, y manifestantes arrojando piedras a los camiones e intentando bloquearlos.
La ola actual de manifestaciones, que se considera la peor en décadas, fue provocada por una subida de tarifas de metro ahora suspendida. Desde entonces, las manifestaciones se han convertido en un movimiento con quejas más amplias destinadas a abordar el aumento del costo de vida, la reforma de las pensiones y la conducta policial durante las manifestaciones.