Las protestas nocturnas continuaron hasta la noche a pesar del toque de queda impuesto por los militares en Santiago el martes.
En el corazón de la capital chilena se llevó a cabo el tradicional «cacerolazo», una forma popular de protesta que involucraba golpes de utensilios y artículos de cocina.
Al caer la noche, estallaron enfrentamientos entre la policía, el ejército y los manifestantes. Miles desafiaron el toque de queda nocturno, impuesto como parte de un estado de emergencia, mientras que el ejército se desplegó para tratar de sofocar las protestas.
Los disturbios fueron provocados por un aumento en los precios del metro, pero desde entonces se han convertido en quejas de gran alcance sobre la austeridad y la desigualdad.
Quince personas han muerto y más de 5,000 arrestadas.
El presidente chileno, Sebastián Piñera, respondió con “una disculpa y anunció un paquete de reformas” durante un discurso a la nación el martes.