Los periodistas Michael Stott and Benedict Mander asistieron a la convocatoria del “Sí, se puede” días atrás en Mendoza. “Unos pocos miles reunidos en una plaza vitorearon obedientemente y agitaron pancartas con el lema de la campaña mientras el presidente se abría camino a través de un discurso mudo que duró apenas 20 minutos, con su voz a veces fallando. Su esposa Juliana Awada, vestida de negro de diseñador, le puso una mano reconfortante en el hombro, exudando la elegancia millonaria sin esfuerzo que le valió una aclamación ‘mejor vestida’ de Vogue», señala la nota, que contrasta con algunas de las crónicas de medios argentinos que se entusiasman con una supuesta oleada de optimismo que podría acercar los números de las elecciones del 27 de octubre al balotaje entre Macri y Alberto Fernández.
El Financial Times es bastante más pesimista cuando dice que “Macri promete que ´Ahora viene algo diferente`, pero todo sugiere que el ‘algo diferente’ reservado para Argentina es el principal oponente de Macri; Alberto Fernández, un peronista de izquierda que es el favorito absoluto para ganar las elecciones el 27 de octubre». El artículo menciona que “la credibilidad ya maltrecha de Macri recibió otro golpe cuando el gobierno se vio obligado a posponer los pagos de la deuda interna e imponer controles de cambio. Los empresarios tenían grandes esperanzas en Macri cuando asumió el poder, pero muchos perdieron la paciencia después de los repetidos errores de su administración en la economía». Incluso cita al presidente del departamento de ciencias políticas de la UBA, Luis Tonelli, quien señaló que «la percepción ahora es que Macri es un idiota que no tiene sensibilidad hacia las personas, es de clase alta y no entiende nada». Luego Tonelli aclaró en su cuenta de Twitter que “estaba hablando coloquial e informalmente en castellano y dije `boludo´… seguramente usaron el Google translator”. Tonelli es políticamente afín al radicalismo asociado al macrismo.
Según el Financial Times, Macri es un «un ingeniero civil capacitado (…) que pudo superar la falta de carisma y habilidades oratorias débiles para ganar una segunda vuelta en las elecciones presidenciales de 2015 en parte porque los argentinos estaban hartos del gobierno anterior, que estaba sumido en escándalos de corrupción y dejando atrás una economía caótica». “En la economía, Macri se presentó en 2015 como el candidato del futuro, prometiendo que su equipo solucionaría los problemas económicos de Argentina. Ahora, habiendo fallado significativamente en hacerlo, está recurriendo a una apelación a valores como la tolerancia y la democracia que tienen poca resonancia más allá de su base de clase media», agrega.