El llamado Estado profundo dicta al presidente estadounidense, Donald Trump, su política antiraní, la cual se mantiene vigente pese al reciente despido del asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, consideró hoy un columnista de la agencia rusa .
Las ideas acerca de una confrontación con Irán siguen vivas e incluso ganan terreno a otros enfoques, según escribió en un artículo Iván Danilov.
El sábado el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, acusó a la nación persa de estar detrás de los recientes ataques contra los campos de Saudi Aramco.
Pese a que Irán refutó su implicación, el senador por Carolina del Norte y uno de
los líderes del Partido Republicano, Lindsey Graham, insinuó que ‘ha llegado el tiempo’ para que Estados Unidos sopese un ataque contra las refinerías del país persa.
El analista ruso considera que Trump experimentará una gran presión por parte de las élites políticas en el futuro, pero intentará preservar su frágil equilibrio entre la guerra y la paz con Irán.
‘Tomando en consideración que las elecciones presidenciales en Estados Unidos no están lejos, las posibilidades de que Trump termine exitosamente una guerra con Irán en un plazo de tan solo un año, son bastante opacas’, opinó.
Recalcó que en esas circunstancias la importancia de las preferencias de su electorado superará a la de las de las élites del Estado profundo.
Asimismo, opina que las dificultades relacionadas con la resolución de la crisis iraní no se limitan a la política interior, pues la retirada del país norteño del acuerdo nuclear generará problemas diplomáticos en el frente Washington-Unión Europea.
Al referirse a factores económicos, Danilov opina que cualquier operación militar contra Irán contribuirá a que se produzca otra alza significativa de los precios del petróleo, lo que creará problemas políticos para el mismo Trump: su electorado no estará listo para pagar más por la gasolina.