Los analistas internacionales advierten sobre el peligro que representa la agresividad de Estados Unidos para América Latina, con el temor de que pueda provocar un resurgimiento de la lucha armada en la región.
En un artículo publicado , el experto Sergio Rodríguez señaló que desde hace algún tiempo ha estado advirtiendo sobre la «agresividad imperialista» como una opción para la formulación de políticas en el marco de la democracia representativa.
En este contexto, dijo, la decisión de volver a las armas anunciada por un importante grupo de excombatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) encabezadas por los comandantes Iván Márquez y Jesús Santrich, conlleva consecuencias políticas trascendentales no solo para Colombia, sino también para la región y para todo el planeta.
Rodríguez dijo que «se crea una atmósfera en la que las FARC supuestamente tienen una deuda con la sociedad, mientras que el Estado colombiano ha hecho bien su trabajo y le ha dado a la guerrilla la oportunidad de reintegrarse».
Ese no fue el caso: las conversaciones que tuvieron lugar en La Habana fueron entre dos fuerzas militares beligerantes, ninguna de las cuales pudo derrotar a la otra.
Es por eso que ambos llegaron a la conclusión de que la guerra (como continuación de la política) no tenía solución en el campo y que debería buscarse una alternativa a través de conversaciones y negociaciones, explicó.
En este contexto, desde el 24 de noviembre de 2016, cuando se firmó el Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y las FARC, hasta el 20 de julio de este año, 765 líderes sociales, comunitarios, sindicales, indígenas y de derechos humanos han sido asesinados, subrayó.
Esa cifra incluye a 138 ex guerrilleros que aprovecharon el proceso firmado en La Habana. Diez ex guerrilleros de las FARC en proceso de reincorporación han desaparecido por la fuerza, además de 19 casos de intento de homicidio, agregó.
Paradójicamente, dijo el analista, estos datos no impidieron que Estados Unidos respaldara a Colombia como un país que respeta los derechos humanos. ‘Con este cheque en blanco, el estado colombiano continuará descaradamente asesinando a activistas de derechos humanos, líderes sociales y excombatientes desmovilizados de las FARC.