El paro cívico nacional convocado por grupos opositores en Bolivia es otro intento por bloquear el ejercicio democrático de los bolivianos en las elecciones generales del 20 de octubre próximo, afirmó el vicepresidente Álvaro García Linera.
Opositores a la reelección del presidente Evo Morales, y de García Linera, binomio por el Movimiento Al Socialismo (MAS), convocaron un paro indefinido desde el 10 de octubre próximo y uno en todo el país el 21 de agosto, entre otras medidas de presión.
Asimismo, plantean que la candidatura de Morales es inconstitucional a pesar de que el Tribunal Constitucional reconoció en 2017 el derecho del líder indígena a participar en las elecciones en virtud del artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
García Linera manifestó su confianza en que el pueblo sabrá defender su derecho democrático a tomar decisiones en los comicios generales, mientras pronosticaba el fracaso de esa medida de la derecha, durante una entrevista con el canal televisivo Unitel.
‘Van en contrasentido de nuestra experiencia democrática como país, nunca se había dado una cosa así, y quienes se oponen a las elecciones por lo general son golpes de Estado’, aseguró.
Recordó la existencia de normas y procedimientos que legitimizan sus candidaturas y serán los bolivianos quienes decidirán el destino del país para el próximo quinquenio.
‘Son 13 años de Gobierno, seguramente con algunas dificultades a lo largo de estos años, una campaña también muy intensa de desprestigio, pero no deja de ser una cifra bastante elevada. Después de 13 años de Gobierno, bordear el 40 por ciento de apoyo iniciando la campaña’, agregó.
El binomio del MAS encabeza las encuestas con cerca del 40 por ciento de la intención de voto, seguido por los candidatos opositores Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana (26) y Oscar Ortiz, de la Alianza Bolivia Dice No (9).
Mantener la diferencia de más de 10 puntos porcentuales y esa preferencia electoral, garantizaría la reelección del jefe de Estado sin necesidad de ir a segunda vuelta.
Al valorar las tendencias del electorado, García Linera consideró que las cifras de las primeras encuestas exigen el esfuerzo del MAS para obtener el apoyo de los indecisos (22 por ciento) y sobrepasar al menos el 44 por ciento.