España ha retirado una fragata que formaba parte de un grupo de combate estadounidense que viajaba al Golfo Pérsico para «enviar un mensaje» a Irán. Madrid ha señalado que la operación cae fuera de sus compromisos militares como miembro de la OTAN.
La ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, ordenó al buque de guerra español Méndez Núñez que se separara de la armada, liderada por el USS Abraham Lincoln, informó el martes El País. Según el periódico español, la decisión se tomó para «evitar ser arrastrado involuntariamente a cualquier tipo de conflicto con Irán».
Con 215 marineros a bordo, Núñez es el único barco no estadounidense presente en el grupo de ataque que se encuentra actualmente en camino hacia el Golfo Pérsico. La fragata española se alistó para marcar junto con los buques de guerra estadounidenses hace más de un año, con la esperanza de mejorar el entrenamiento y la logística con el aliado transatlántico de Madrid. La operación estaba originalmente programada para durar seis meses, desde finales de abril hasta el 31 de octubre, cuando se esperaba que Núñez se estableciera en San Diego, California.
La decisión de retirarse del grupo de ataque significa que los Núñez continuarán operando en la región, pero sin ingresar al Golfo Pérsico. La fragata española planea reincorporarse a la flota estadounidense cuando (o si) abandona el Golfo y continúa en su ruta planificada. El grupo de asalto entró en el Golfo de Adén, frente a las costas de Yemen, el martes.
La semana pasada, Robles declaró que en relación con las tensiones entre Estados Unidos e Irán, «el compromiso de España es con la Unión Europea y las organizaciones internacionales, y desde allí siempre adoptaremos nuestras posiciones comunes». También destacó que España es una «seria y socio de confianza «, pero que su ejército solo está vinculado a los acuerdos realizados con la UE y la OTAN.
Teherán anunció en mayo que pasaría por alto las sanciones de EE. UU. Al vender su petróleo en el «mercado gris». Inmediatamente después, el asesor de seguridad nacional de EE. UU., John Bolton, dijo que el objetivo de la flotilla liderada por Lincoln era «enviar un mensaje claro e inequívoco». a Irán que «cualquier ataque contra los intereses de los Estados Unidos o contra los de nuestros aliados se enfrentará con una fuerza implacable».
Teherán denunció el movimiento como parte de una «guerra psicológica» y advirtió que Washington será responsable de cualquier violencia que pueda estallar como resultado de su postura agresiva.