México se ofrece como sede para los diálogos intervenezolanos

“Convoco respetuosamente a las partes en conflicto a que se sienten a dialogar y a buscar una salida pacífica, eso sí lo puedo hacer porque la Constitución habla de la solución pacífica de controversias. No a la polarización, no a la confrontación, no a la manipulación, mucho menos a la violencia”, ha dicho este martes el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en su rueda de prensa matutina.

Seguidamente, el mandatario mexicano ha formulado una invitación a las partes en conflicto para que reconsideren al país norteamericano un lugar idóneo para realizar un diálogo que les conduzca a la paz social y política que tanto hace falta en Venezuela.

“Si nos lo piden las partes, México siempre estaría en condiciones de ayudar en la realización de un diálogo para conseguir la paz en cualquier nación. Están abiertas las puertas de nuestro territorio para que se dialogue”, ha apuntado el dirigente mexicano.

En cuanto a qué países, organismos o personalidades de renombre internacional podrían mediar en estas conversaciones, López Obrador ha señalado que Uruguay, diplomáticos de prestigio mundial, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) e incluso el papa Francisco, podrían mediar para impedir una escalada de violencia y las tensiones políticas en Venezuela.

Asimismo, en otra parte de su intervención, el jefe de Estado mexicano ha sugerido que, para atender el asunto de la “ayuda” humanitaria que tanto reclama la oposición venezolana, sería recomendable que esta fuera gestionada por las Naciones Unidas y la Cruz Roja Internacional a fin de que no se politice el tema.

México, junto a Uruguay, fue uno de los países regionales que no reconocieron la autoproclamación, el 23 de enero, del opositor Juan Guaidó, actual jefe de la Asamblea Nacional (AN) venezolana —declarada en desacato desde 2016—, como presidente encargado del país.

Acto seguido, Guaidó, que sí fue reconocido de inmediato por EE.UU. y algunos países regionales, y no por la ONU, solicitó “ayuda” humanitaria internacional para paliar y solventar las presuntas necesidades básicas de los venezolanos, iniciativa que el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, rechazó por carecer de carácter humanitario.

Caracas se opone a la llamada “ayuda” humanitaria por considerarla parte del complot golpista orquestado por EE.UU., y advierte que Washington utiliza este pretexto para suministrar armas a la oposición y promover una intervención en el país sudamericano para derrocar al legítimo Gobierno.

 

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