Londres prepara represión militar de disturbios post-Brexit.

El Reino Unido tiene planes de despliegue militar para hacer frente a disturbios generalizados si el país sale en marzo de la Unión Europea (UE) sin acuerdo.

“La necesidad de pedir asistencia militar es una posibilidad real”, se recalca en un informe secreto del Centro Nacional de Coordinación Policial (NPCC, por sus siglas en inglés) sobre las perspectivas de un “Brexit duro”, filtrado este domingo por el dominical del diario londinense The Times.

El documento establece disposiciones orientadas a garantizar el control de posibles revueltas en todo el territorio británico, por considerar factible que una eventual falta de medicamentos dé pie a “protestas generalizadas que degeneren hasta convertirse en disturbios”.

La previsión es que el Reino Unido experimente agitación ciudadana durante no menos de tres meses antes o después de la fecha oficial de salida de la UE, el 29 de marzo de 2019, para lo cual, además de la posibilidad de despliegue militar se ha programado no conceder permisos ni días libres a los agentes del orden público.

Pese a que en un principio las autoridades de Londres negaron que hubiese planes para un escenario de Brexit sin acuerdo, el Gobierno británico ha ido evolucionando hacia el planteamiento abierto de que la primera ministra Theresa May podría no lograr un pacto con Bruselas, por lo que harían falta medidas de contingencia.

Este mismo domingo, el ministro británico del Interior, Sajid Javid, ha reaccionado a la filtración de The Times diciendo “alegrarse” de la existencia de planes de contención de revueltas, por ser una señal de que el Gobierno está preparado para cualquier situación, aunque ha asegurado que “no espera” una falta de acuerdo.

El Partido Laborista se ha mostrado sin embargo más alarmado por la evolución de las perspectivas. Su portavoz para asuntos criminales, Louise Haigh, ha declarado que “un Brexit sin acuerdo dejaría al Reino Unido al límite” y que se podría vivir una “pesadilla”.

Aun así, a pesar de la incertidumbre, las conversaciones entre las autoridades británicas y las de la UE continúan, y ambas partes dicen esperar alcanzar un acuerdo en las próximas semanas. Londres en particular se muestra optimista, a pesar de no haber sido capaz hasta ahora de solventar los desacuerdos, especialmente sobre cómo administrar la frontera terrestre con la República de Irlanda.

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