En un discurso pronunciado el viernes en la ciudad filipina de Davao (sur), Duterte criticó a Washington por haber vendido “helicópteros usados” a Manila, de los que tres de seis, recordó, ya han sufrido caídas.
Los submarinos estadounidenses, añadió el presidente de Filipinas, “se desmoronarían igual que lo hacen sus helicópteros”, por lo que descartó la posibilidad de comprarlos.
Duterte aprovechó asimismo la ocasión para responder a observaciones del subsecretario de Defensa estadounidense para Asia, Randall Schriver, quien la víspera había advertido de que comprar submarinos rusos no beneficiaría a la alianza filipino-estadounidense.
El presidente devolvió el golpe, diciendo: “¿Así tratan a un aliado? ¿Quiénes son ustedes para amenazarnos?”. De igual modo, acusó a Washington de intentar “mantener atrasada” a Filipinas mientras todos sus vecinos, en referencia a Vietnam, Malasia e Indonesia, tienen submarinos. Tras dejar claro que Manila adquirirá equipamiento militar y no militar de cualquier país, en conformidad con su legislación nacional, Duterte aseguró que, también en el caso de los submarinos, el Gobierno filipino “considerará cada una de las ofertas” recibidas.
Los submarinos rusos podrían constituir una parte de una gran compra que está sopesando Manila. El embajador de Filipinas en Moscú (capital rusa), Carlos Sorreta, indicó el mismo viernes a la agencia de noticias rusa TASS que Manila está estudiando la posibilidad de comprar también buques rusos para su Armada.
Filipinas es uno de los países intimidados recientemente por EE.UU. por su intención de adquirir armamento desde Rusia. Washington también ha advertido a La India de no comprar S-400 rusos, con el argumento de que ello debilitaría la voluntad de EE.UU. de proporcionar armas y tecnología militar a Nueva Delhi en el futuro.