Rusia: Se celebra el 1030 aniversario de la cristianización de la antigua Rus por parte del santo príncipe Vladímir.

Los creyentes ortodoxos de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y otros países celebran este sábado el 1030 aniversario de la cristianización de la antigua Rus por parte del santo príncipe Vladímir en el año 988.

El ‘bautismo’ fue «un punto de inflexión» para la historia de Rusia, además de un suceso de gran importancia para toda la civilización que «determinó el posterior camino de Rusia» e influyó «en todo el desarrollo mundial», declaró este sábado el presidente ruso, Vladímir Putin, durante las celebraciones.

Resulta imposible determinar la fecha exacta de la adopción del cristianismo por la Rus de Kiev (el Estado Ruso antiguo con centro en Kiev desde aproximadamente el año 880 hasta mediados del siglo XII). En realidad, 988 fue el año en que comenzó un largo proceso de cristianización por las ciudades y pueblos de la antigua Rusia.

El 28 de julio fue elegido como fecha de conmemoración porque es el aniversario del santo príncipe Vladímir, que decidió abrazar una nueva religión en el país que pudiera unir al pueblo mejor que los primitivos cultos paganos.

Hasta el año 1054 la Iglesia ortodoxa y la católica romana formaban una única Iglesia cristiana. Sin embargo, las diferencias existentes entre estas ramas fueron aumentando con el paso de tiempo. La separación definitiva, el así llamado Cisma de Oriente y Occidente, causado por una combinación de factores culturales, políticos y religiosos, se produjo en el año 1054.   Ambas confesiones creen en el mismo Dios y comparten las bases de su fe, pero las diferencias y disputas que causaron su división las han hecho crecer en dos enseñanzas muy diversas. Estas son algunas de las principales particularidades de la Iglesia ortodoxa rusa.

Este conflicto particular que se conoce como ‘la controversia Filioque’ tiene que ver con los orígenes del Espíritu Santo, parte de la Santísima Trinidad. ‘Filioque’ significa en latín ‘y del Hijo’ y se insertó en una declaración dogmática promulgada por uno de los concilios, cambiando así la frase relativa al origen del Espíritu Santo «que procede del Padre» a «que procede del Padre y del Hijo». Sin embargo, los cristianos orientales se opusieron a la alteración de cualquier aspecto aprobado en los primeros concilios ecuménicos.

Las iglesias ortodoxas son bien reconocibles, pues se trata de estructuras altas con numerosas cúpulas bulbosas doradas y de colores vivos, coronadas con relucientes cruces.

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