El secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, acusó a Rusia de invadir y «ocupar» la península de Crimea y dijo que Washington «rechaza» la decisión de Moscú.
«En concierto con aliados, socios y la comunidad internacional, Estados Unidos rechaza la anexión de Crimea por parte de Rusia y se compromete a mantener esta política hasta que se restablezca la integridad territorial de Ucrania», dijo el diplomático estadounidense en un comunicado el miércoles, unas horas antes a su comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Crimea, entonces territorio de Ucrania, votó en un referéndum para unirse a Rusia el 17 de marzo de 2014. En el referéndum, que se celebró un mes después del derrocamiento del entonces presidente Viktor Yanukovych, el 96.8 por ciento de los participantes votaron a favor de la unificación con Rusia.
Casi al mismo tiempo, estalló un conflicto armado en las regiones orientales de Ucrania cuando Kiev lanzó operaciones militares para sofocar allí las protestas pro Rusia. Ese conflicto continúa hasta el día de hoy, y de acuerdo con las cifras de las Naciones Unidas (ONU), hasta ahora ha dejado más de 10.000 personas muertas y más de un millón de otras desplazadas desde su inicio.
Kiev y Occidente acusan a Moscú de participar en el conflicto, una acusación que Rusia ha negado enérgicamente. Washington y sus aliados occidentales han impuesto hasta ahora varias rondas de sanciones contra Rusia tanto por la unificación de Crimea como por el conflicto armado en el este de Ucrania.
«Estados Unidos hace un llamado a Rusia para que respete los principios a los que ha dicho adherirse durante mucho tiempo y para que ponga fin a su ocupación de Crimea», dijo Pompeo.
El presidente de EE. UU., Donald Trump, tiene tiempo y gana, culpa al ex presidente estadounidense Barack Obama por ser blando con Rusia. Sin embargo, cuando a finales de junio los periodistas le preguntaron si Washington reconocería la «reclamación» de Moscú sobre Crimea, el mismo Trump respondió ambiguamente: «Tendremos que ver».
Trump se reunió personalmente con el presidente ruso, Vladimir Putin, en la capital finlandesa de Helsinki el 16 de julio.
Con una serie de comentarios después de esa reunión, incluso durante una conferencia de prensa conjunta con Putin, Trump provocó un escándalo en casa, con demócratas y republicanos acusando al presidente de los Estados Unidos de haber sido burlado por Putin.