El periodista italiano independiente Marco Fontana comparte con nosotros sus puntos de vista sobre el caso Skripal.
por Marco Fontana
Siento una profunda vergüenza por el comportamiento de Occidente hoy. En este comportamiento, veo el colapso de los últimos restos de lo que Europa siempre declaró como sus ideales y valores. La expulsión de diplomáticos rusos de varios países de la UE el 26 de marzo, un día de duelo nacional, demostró que, para mi generación, solo quedan ruinas de moralidad en el Viejo Continente. Se puede afirmar que la expulsión fue inaceptable por cuatro razones.
Primero, la elección de la fecha: eligieron exactamente el día en que Rusia lloraba a los muertos en el incendio de Kemerovo, a pesar de que incluso en la Edad Media había días reservados para recoger a los heridos durante las guerras, y nuestros políticos, mientras se referían constantemente a los derechos humanos, no tienen idea de la compasión.
En segundo lugar, junto con la expulsión de los embajadores rusos, la UE permitió el arresto del luchador por la independencia de Cataluña, Carles Puigdemont, por razones obviamente políticas, después de que su auto fuera interceptado. ¡Un episodio digno de cualquier régimen totalitario! Los catalanes apoyaron a un partido que habla en favor de la independencia a pesar de la presión de la prensa española e internacional; pero ahora, en 2018, cualquiera que no obedezca a la ‘eurocracia’ se convierte en un enemigo que debe ser linchado o castigado por la policía política. Mientras tanto, aquellos en Washington DC, Strasburg y Bruselas se atreven a hablar de ‘libertad’.
En tercer lugar, el 26 de marzo fue el día en que se encendía el escándalo de Facebook / Cambridge Analytic. Quién sabe, tal vez los diplomáticos fueron expulsados para distraer a los lectores de la posibilidad de que Trump ganara su presidencia gracias a las redes sociales y la compra de datos personales de millones de votantes estadounidenses.
Finalmente, la investigación del ex presidente francés Nikolas Sarkozy junto con las protestas contra el actual presidente francés Emmanuel Macron — dos incidentes de naturaleza bastante escandalosa que los medios ‘respetados’ han tratado de restar importancia, probablemente, con el objetivo de evitar el descrédito de los países responsables de las atrocidades de la llamada primavera árabe.
Los diplomáticos rusos fueron expulsados y el 26 de marzo. Esto me hace sentir repugnancia, enojo y vergüenza. El Reino Unido no ha proporcionado ninguna prueba de que fue Rusia quien envenenó a Skripal. E incluso si se presentan pruebas, ¿cuánto creerían aquellos que recuerdan las historias de armas de destrucción masiva utilizadas para justificar la desastrosa invasión de Iraq? En aquel entonces, fue suficiente para que Tony Blair simplemente se disculpara por ese «inconveniente». Parece que los británicos están de nuevo: mintiendo y buscando a otro villano.
Es hora de acabar con la propaganda anti-rusa, porque la ira social en Europa está creciendo y va a destruir a quienes incendian este fuego.
Alguien no comprendió eso al expulsar a los diplomáticos rusos bajo falsas pretensiones, sacrificando otra parte de nuestro futuro en el altar de la hipocresía y el interés personal.
Siendo un hijo de un siglo pasado, miro con desesperación cómo todo ha empeorado: los valores occidentales con los que crecí se han convertido en basura inútil y en una cruda falta de humanidad.