Las proximidades de la ciudad siria de Al Raqa se han convertido en escenario de enfrentamientos entre árabes y los kurdos de las Fuerzas Democráticas Sirias. A lo largo de los últimos años se han ido acumulando los resentimientos entre ambos grupos, sobre todo, por el dominio del ISIS en esta zona. El medio ruso RT abordó el tema.
En la región de la ciudad siria de Al Raqa, controlada en la actualidad por las unidades de las Fuerzas Democráticas Sirias —las FDS, compuestas mayoritariamente por unidades kurdas—, crece el descontento entre parte de la población civil.
El pasado 25 de marzo se produjo un levantamiento en la localidad de Al Mansur, ubicada a unos 24 kilómetros de la antigua ‘capital’ de Estado Islámico —también conocido como Daesh, proscrito en Rusia y otros países—. Los miembros de la tribu Bujamís se rebelaron contra las unidades kurdas a causa del reciente arresto del jefe de esta tribu.
Los enfrentamientos entre la población local y los representantes de las FDS también se produjeron en otras localidades del área adyacente a la otrora ‘capital’ del califato.
Una de las razones para explicar el creciente descontento de la población árabe de Al Raqa con la presencia kurda en aumento en la zona son los intentos de los kurdos por aplicar sus propias leyes en la región, asegura en su artículo RT tras consultar a diversos expertos.
«Los kurdos quieren que su cuasi Estado autoproclamado, la Federación Democrática del Norte de Siria, cuente con un Ejército permanente que reclute a toda la población de la región, incluidos los árabes. Estos intentos son terreno abonado para los conflictos», explicó a RT el jefe del Centro de estudios de los países de Oriente Medio y Asia Central, Semión Bagdasárov.
Durante el hecho, los miembros de la tribu Al-Bukhamiss ocuparon los puestos de control utilizados por las fuerzas respaldadas por Estados Unidos y prendieron fuego a los neumáticos y otros objetos. Además, según los informes, se produjeron «enfrentamientos» entre las partes enfrentadas, pero aún no está claro si los miembros de las tribus civiles estuvieron o no armados con armas convencionales durante el enfrentamiento (que parece haber terminado desde entonces).
Hace varios días, se emitieron videos sin verificar que mostraban el cadáver de un oficial de inteligencia perteneciente a las fuerzas respaldadas por Estados Unidos (un Saleh al-Muhimd) que fue asesinado por asaltantes desconocidos cerca de Al-Mansura.
Según un artículo de la agencia de noticias Sputnik, el arresto del jefe de la tribu Al-Bukhamiss respaldado por Estados Unidos fue posiblemente solo una de las razones del levantamiento que tuvo lugar, y agregó que un impuesto sobre las personas de Al-Bukhamiss de 500 Liras sirias para pagar la batalla en Afrin (entre las fuerzas respaldadas por Estados Unidos y las fuerzas dirigidas por Turquía) también puede ser responsable de la revuelta.
El legado de ‘atrocidades selectivas’
Al día de hoy los árabes suníes constituyen la mayoría de la población de Al Raqa, aunque antes del inicio de la guerra en esta provincia de Siria existía una presencia kurda considerable. No obstante, con el comienzo de la ofensiva de Estado Islámico, muchos de ellos no tuvieron otra opción que huir.
«Mientras los jefes de ISIS percibían a los árabes suníes como posibles súbditos que tendrían el derecho de vivir en el territorio del ‘califato’ bajo sus leyes, los kurdos —al igual que los chiíes— se enfrentaban a un trato mucho peor. Los radicales solían ejecutar a las personas de estos dos últimos grupos», señaló la autora de la nota de RT.
«Estas ‘atrocidades selectivas’ sentaron las bases de las [actuales] discrepancias entre los representantes de las diferentes confesiones. Por consiguiente, es posible que surja una nueva confrontación en caso de que Al Raqa fracase a la hora de volver a vivir en paz», agregó.
En la actualidad, existe el peligro de una guerra de todos contra todos, aunque también se dan las condiciones para el reparto de las respectivas esferas de influencia. Este escenario es extremadamente peligroso y Rusia se muestra en contra de tal desenlace, manifestó a RT el politólogo Vladímir Sótnikov.