López Obrador defiende la militarización de México

En 2010, el mandatario criticó duramente la participación de los cuerpos militares en asuntos que correspondían al Gobierno civil.

López Obrador defiende la militarización de México

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, consideró que la «realidad catastrófica» con la que se topó al conseguir el poder, le hizo comprender que necesitaba del respaldo de las Fuerzas Armadas para alcanzar objetivos en áreas estratégicas, incluyendo la seguridad pública, lo que contrasta con opiniones que expresó años atrás.

«Soy juarista (seguidor de Benito Juárez) y soy civilista, pero soy mexicano y tengo una tarea que es la de transformar al país. Me encontré una realidad catastrófica, precisamente por la corrupción. No iba a poder salir si no me apoyo en las Fuerzas Armadas, que, además, tuve la suerte de que no estaban echadas a perder. Habían otras secretarías de Gobierno completamente entregadas a la corrupción», argumentó el mandatario este lunes al ser preguntado por la prensa en su conferencia matutina.

La increpación incluyó el recordatorio de que se ha manifestado abiertamente partidario de los gobiernos civiles y que ello contrasta con la creciente participación que ha tenido el estamento militar dentro de su administración, en labores que incluyen asuntos de seguridad y orden público, pero también en otros tradicionalmente ajenos a los órganos castrenses como la construcción de grandes obras de infraestructura y planes de vacunación.

«No creo que haya yo dicho eso, pero en el caso que lo haya dicho, hay un refrán, que es un dicho, según el cual es de sabios cambiar de opinión. Y aunque no estoy del todo de acuerdo, porque no creo que el fin justifica los medios, sí creo que en política, en algunos casos, lo que cuenta son los resultados», alegó.

«Ha tenido manchas»

En otro punto de su intervención, afirmó que si bien el Ejército mexicano «ha tenido manchas» derivadas de decisiones de los presidentes –que en México ostentan el rango de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas– y no a actuaciones voluntaristas.

«Esas manchas que tiene el Ejército se han obtenido, las han agarrado de decisiones ordenadas por los presidentes, pero nosotros nunca hemos ordenado ni ordenaremos que se reprima al pueblo (…), porque el soldado es pueblo uniformado», dijo, al tiempo que aseveró que en su gestión «se ha avanzado mucho para que se respeten los derechos humanos, para que no se haga (sic) abuso en el uso de la fuerza».

Del mismo modo, defendió que gracias a modificaciones constitucionales, hoy en día tanto la Secretaría de Defensa y la Secretaría de Marina pueden ayudar «en la tarea de seguridad pública». «Eran cosas que existían y que había que actualizar», indicó.

Adicionalmente, aseveró que «lo que más ha ayudado» a mejorar la situación de seguridad del país –aunque las cifras de homicidios de su sexenio ya excedieron a las de su antecesor, Enrique Peña Nieto– «es la política social, porque los conservadores, los fachos, todo lo quieren resolver con el uso de la fuerza, con medidas coercitivas», mientras que el Gobierno que lidera se ha abocado a «las causas».

Contraste

Estas expresiones contrastan con las que el ahora jefe de Estado pronunciara en 2010 sobre este tema, pues si bien manifestó como ahora su admiración por el expresidente Benito Juárez, quien dotó a México de un Estado civil tras la invasión francesa, señalaba la importancia de limitar el papel de las Fuerzas Armadas dentro del Gobierno y de no usarlas para «suplir» incapacidades de las administraciones.

«Esta es una enseñanza mayor. Nos debe de servir para entender que no es con el Ejército como se pueden resolver los problemas de inseguridad y de violencia, hay que cuidar a esa institución que es el Ejército, que no se utilice para suplir las incapacidades de los gobiernos civiles», aseguraba entonces.

En tal fecha, ejercía la primera magistratura mexicana Felipe Calderón, a quien se atribuye el inicio de la guerra contra los cárteles del narcotráfico con participación directa de las Fuerzas Armadas. La estrategia ha sido cuestionada sostenidamente por López Obrador, quien la ha tachado de fracaso porque no apunta hacia las causas reales del flagelo.

«Esto no le conviene ni siquiera a la misma institución militar. Los han lanzado a la calle a una aventura que es toda una estrategia fallida. Que regresen los soldados a los cuarteles. Este es un asunto que se tiene que resolver de otra manera», recalcaba en 2010.